12 noviembre, 2014
Capítulo 21:
Capítulo 22:
Capítulo 23:
Capítulo 25:
Capítulo 26:
Capítulo 27:
Posted by Noelia G. Verdejo a las 8:27 a. m.
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03 noviembre, 2014
Capítulo 14:
Capítulo 15:
Capítulo 16:
Capítulo 17:
Capítulo 18:
Capítulo 19:
Capítulo 20:
Posted by Noelia G. Verdejo a las 8:58 p. m.
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29 octubre, 2014
Guía de lectura de los capítulos 9, 10, 11, 12 y 13
Capítulo 9:
Capítulo 10:
Capítulo 11:
Capítulo 12:
Posted by Noelia G. Verdejo a las 9:48 a. m.
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20 octubre, 2014
Capítulo 5:
Capítulo 6:
Capítulo 7:
La situación en 2008. Alemania (5'42'')
La situación en 2013. Noruega
DOCUMENTOS:
Posted by Noelia a las 7:38 p. m.
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14 octubre, 2014
ANTES DE CONTINUAR:
- La emigración española de los años 60
CAPÍTULO 3:
CAPÍTULO 4:
Enlace a la guía de lectura (capítulos 2, 3 y 4)
Posted by Noelia G. Verdejo a las 10:21 a. m.
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07 octubre, 2014
ANTES DE LEER:
CAPÍTULO 1
Posted by Noelia G. Verdejo a las 6:14 p. m.
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10 junio, 2014
Hace poco, una amiga me preguntó cuál fue el tiempo más
feliz de mi vida y yo, sin dudar, le dije que fue mi primer año de universidad
en Holy Cross.
Me acuerdo perfectamente del día que empezó mi aventura universitaria: íbamos
mi padre, mi hermano y yo—atacado de los nervios—al campus que sería mi casa durante
los siguientes cuatro años. Llevábamos el coche lleno con todas mis pertenencias.
Cuando llegamos a la universidad, descargamos mis cosas de la furgoneta y
las subimos a mi nueva habitación donde ya se había instalado mi nuevo
compañero. Momentos después, sentí que ya había llegado el momento de
despedirse en familia, con un montón de emociones de vértigo. ¡Por fin estaba
en Holy Cross!
Al principio, tanto mi compañero de habitación como yo
éramos tímidos, sin embargo, a medida que nos íbamos conociendo más y más nos
hacíamos más y mejores amigos. Ahora bien, no fue solo la amistad tan
buena que tuve con mi compañero de habitación que hizo mi
primer año de universidad feliz, sino también otros factores como mi experiencia
en el equipo de remo de la universidad, el ambiente académico y el elevado
grado de independencia del que pude gozar.
Fue en aquella primera etapa de adaptaciónnocí a mi compañero de habitación y también
me uní al equipo de remo sin tener ninguna experiencia anterior en esa disciplina
deportiva. ¡Era realmente fascinante estar ahí! Además, estudié más duro de lo
que jamás había hecho en la vida y maduré en muchos aspectos tanto personales como
sociales. Haciendo todas estas cosas al mismo tiempo y a pesar del intenso
ritmo que conllevaba la experiencia universitaria, aquel año supuso para mí
entrar en una forma de vida nueva y emocionante. En fin, me sentía como nunca
antes; pertenecía a un amplio grupo solidario con el que realmente me identificaba
y en el que me sentía más feliz que en ninguna otra ocasión en mi vida. Creo
que lo recordaré siempre con especial cariño.
Posted by Unknown a las 12:55 p. m.
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10 mayo, 2014
La
cicatriz de vergüenza
Mi
momento más embarazoso ocurrió cuando yo tenía siete años de edad. Mi madre, mi
abuelo y yo estábamos comiendo panqueques. Todos estábamos en pijama de Mickey
Mouse disfrutando de nuestro desayuno. Cuando estábamos terminando de comer, mi
madre anunció repentinamente que ella me corrió al cuarto de baño para ganar un
paquete de M&Ms. Después saltamos de nuestras sillas y empezamos a correr.
Llegué al baño primero y resbalé en el suelo de mármol volando de cabeza hacia
el radiador. El radiador cortó el área por encima de mi bien abiertos los
párpados. Terminamos corriendo al hospital para los puntos de sutura y los
médicos tuvieron que contenerme. Toda la escena fue muy embarazosa, pero ganó
la carrera. Hoy en día todavía tengo una cicatriz sobre el ojo que recibió
durante una carrera con mi mamá al baño para un paquete de M&Ms. Supongo
que voy a tener una cicatriz de vergüenza para el resto de mi vida.
Posted by Unknown a las 12:55 p. m.
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07 mayo, 2014
Cada martes, tengo clase desde las 9
hasta la una, y vuelvo a casa para la comida. Después de la comida, tengo que
volver a la universidad para dar clase de inglés a un grupo de profesores
españoles que quieren aprender el idioma. Hace un mes, estaba hablando con mi
madre anfitriona cuando me di cuenta de la hora – ¡yo iba a perder el autobús!
Me fui de casa con mucha prisa y corrí para coger el autobús. Sin embargo, el
autobús llegó a la universidad tarde y tuve que correr de nuevo al aula para
empezar mi clase de inglés. Cuando me senté por fin en el aula, ¡descubrí que
no tenía mi tarjeta de autobús! Estaba muy preocupada, porque Mercedes nos ha
dado las tarjetas para usarlas durante el año entero. ¿Qué haría si la perdí? yo pensé. No sabía qué hacer y estuve muy
nerviosa durante toda la clase de inglés. Después de mi clase, caminé muy, muy,
lentamente fuera del edificio, por los mismos pasos que había andado antes. Estaba
muy molesta conmigo mismo por haber perdido la tarjeta, y estaba preocupada
porque sabía que las tarjetas no son fáciles de reemplazar. De repente, miré el
suelo y cerca de las escaleras fuera del edificio, vi mi tarjeta de autobús!
Sabía que era la mía porque todos los
estudiantes de Holy Cross hubiera recibido tarjetas con números al principio
del año, y la mía era el 3, el que vi en el suelo! Estaba tan emocionada que
andaba a casa, no quería coger el autobús, sino que quería andar y pensar en la
suerte que tenía ese día.
Posted by Unknown a las 5:13 p. m.
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09 abril, 2014
Hace un mes mi novio me visitó en España
pero nuestros planes previstos para un fin de semana en París fueron arruinados
por un error simple. Primeramente, era
el final de nuestra semana en León y los dos estábamos cansados de todas las
fiestas de Carnaval y el fin de semana anterior en Madrid. Al mismo tiempo, los dos estábamos muy
emocionados por nuestro último fin de semana juntos en París en que habíamos
estado hablando durante todo el año. Fue
un jueves por la tarde en León y tuve una entrevista telefónica, además de preparar
mi maleta para nuestro autobús nocturno al aeropuerto. Se me
olvidó algo muy importante en mi prisa pero en ese momento yo no tenía ni idea. Luego dormimos en el autobús todo el camino
al aeropuerto y sentabamos en una mesa en un café a la espera de registrarnos. Estábamos saboreando nuestros cafés cuando,
de repente, un pensamiento pasó en mi mente que a provocó pánico. ¡Me había olvidado mi pasaporte en mi
habitación en León! Yo no sabía qué
hacer y me sentí tan mal porque yo había arruinado nuestros planes. Al final, habíamos sido capaces de sacar lo mejor
de la situación y pasar nuestro último fin de semana juntos en Madrid.
Posted by Unknown a las 9:28 p. m.
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30 marzo, 2014
Cuando era muy niña, más que todas las cosas
del mundo, quería una muñeca de bebe.
Pero no cualquier muñeca de bebé, quería una muñequita que podía llorar
porque quería sentirme como una madre.
El año que tenía 4 años, Papá Noel me trajo una muñequita con los
poderes de llorar. ¡Estaba muy
feliz! ¡Finalmente, yo era madre! El primer día con mi bebé fue muy
divertido. Todo el día, jugábamos
en el sótano sin parar. Encontré
ropa de los bebés en mi casa de cuando mi hermano y yo éramos bebés, y creé la
muñequita más bonita del mundo.
Pero, el segundo día, me di cuenta de que
tenía un problema: no tenía un bebé muy feliz, y era imposible parar las lágrimas.
Como cualquier madre en el mundo,
quería encontrar una solución para tener un bebé sin llorar. Para solucionar todo, recogí todos mis
juguetes del sótano, y los puse encima de mi bebé para parar las lagrimas. Por fin mi bebé paró de llorar. Entonces, decidí en aquel momento que
era una buena madre porque pude parar las lágrimas de mi hijo, pero el bebé empezó
a llorar otra vez. Inmediatamente después,
escribí una carta a Papá Noel para decirle que él necesitaría volver a mi casa
por mi bebé porque quería otra muñequita feliz. Voy a ser una madre buena.
Posted by Unknown a las 12:50 p. m.
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29 marzo, 2014
Cuando
tenía ocho años un hombre me cortó con una perforadora. Para empezar, cada año
desde que era un bebe, mi familia y yo viajábamos en Vermont por los fines de
semanas durante el otoño y el invierno. Este fin de semana, mis padres
decidieron que la familia subiría una montaña para hacer un pocito de
ejercicio. En esa época de mi vida, me odié a subir las montañas porque las
piernas eran las más bajas de la familia y siempre estaba la ultima persona en
la familia a llegué al final de la montaña.
A
continuación, por todo de la mañana estaba enojada y casi nunca iba a cambiar
mis sentamientos. Más tarde del día mi familia cedió que solamente descendería
la montaña y tomaría la telesilla en lugar de subir. Ahora, estaba más
tranquila y estaba emocionante para tomar la telesilla.
Mi familia fuimos a una montaña, se llama
Stowe. Para montar la telesilla mis padres necesitaron pagar. Pagaron para la
familia y nos dieron una pulsera de papel. Esperamos para montar y cuando fue
nuestro turno un hombre puso un aguajero con una perforadora para marcarnos que
tomamos nuestro turno. De repente me
sentí un pico en el piel pero no pensé lo que pasó.
Posteriormente, cuando estuvimos en la
telesilla mi madre me preguntó que pasa a la muñeca porque estaba cubriendo en
la sangre. Yo respondí que no supe. Mi padre miró a la muñeca y, de pronto, el
se puso enfadado. Nunca he visto mi padre tan enojado como ese momento. Pero,
al final, todo fue bien porque, ahora, tengo una cicatriz con un cuento
interesante.
Posted by Unknown a las 3:45 p. m.
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Era un
jueves de noviembre del primer cuatrimestre de mi primer año de Holy Cross y era
cierto que estaba con mis amigos mejores, Shea y Philippe. Habíamos creado un palacio en la sala de Mulledy: cuatro sofás
en un cuadrado, cada persona de nosotros en nuestros propios rincones. Eran dos o tres de la mañana y teníamos hambre
en vez de sueño. Por suerte, Philippe tenía comida en su dormitorio; patatas fritas con barbacoa, almendras y
té con hielo. Subimos al tercer piso a
su cuarto y tuvimos un festín. Cuando terminamos la comida, Shea quiso jugar las cartas: nunca una sorpresa con Shea. Y subimos más a su propio cuarto al
cuarto piso. De repente, al sonido de la
puerta cerrado, Philippe gritó –¡mi llave!- llevaba solo su camiseta roja de Nike y sus
pantalones de chándal, estaba fuera de su cuarto por la noche.
Jugamos con las cartas hasta las cinco
en la mañana y empezábamos a arrepentirnos a nuestra decisión. Estaba aburrida y tenía más
sueño que en ningún otro momento de mi vida.
Sugirió Shea mirar la salida del sol pero a Philippe le falta su abrigo. Una media hora después, estábamos salidos de Mulledy, Shea y yo llevamos nuestras abrigos, y Philippe llevaba el abrigo de
esquiar rosa brilla de Shea. No podíamos
parar nuestras risas de esto espectáculo.
Miramos la salida de sol,
esperamos para el edificio de comida abre a las 7:30 de la mañana, y
revolvimos a nuestros dormitorios para preparar para las clases de mala
gana. Reconocimos unas horas después
para la comida y nuestros otros amigos estaban asombrados de nuestra noche. No recuerdo más del día porque mi único
pensamiento era “no te duermas durante clase, no te duermas durante clase…” Esa
noche, Shea, Philippe y yo estaban zombis y finalmente, a las once de la noche, me despedí
a mis amigos y me acosté. Aunque nunca
podré olvidar esa noche- porque tenía tres noches revolver a mi horario típico- guardamos la foto de Philippe en el abrigo rosa brilla con
la salida del sol en el fondo de nuestra noche.
Posted by Unknown a las 1:10 p. m.
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28 marzo, 2014
Corriendo a través del aeropuerto, sin aliento, con 100
libras, si no más, de equipaje, por fin llegamos a una puerta donde solo un
hombre viejo estaba sentado tranquilamente leyendo su periódico. "Disculpe
señor, ¿sabe usted si esta es la puerta para el avión a Madrid?", le
preguntamos. Nos miró de manera extraña. Había un asistente de equipaje en el
mostrador, nos fuimos a la recepción y repetimos nuestra pregunta. "Era aquí,
ya se ha ido", él respondió con mucha facilidad. Y entonces mi corazón se hundió.
¿Qué voy a hacer en París, yo no sé francés, y apenas conozco el español? Nosotros,
lamentablemente, caminamos hasta el mostrador de servicio al cliente y
explicamos que nuestro primer avión había llegado tarde y habíamos perdido
nuestro vuelo de conexión a Madrid. El hombre nos dijo que teníamos que tomar
otro avión, que nos haría perder nuestro tren, ya que, naturalmente, se podía
ver el curso que estaba tomando este día.
A continuación, pedimos usar el teléfono y
"amablemente" nos dijo que no y nos ofreció una tarjeta de teléfono
para que pudiéramos llamar desesperados a nuestros padres que, si no estaban
nerviosos antes, sin duda estarían nerviosos en aquel momento que no esperaban oír nada de
nosotros durante otras 2 horas. Por supuesto, la tarjeta telefónica no funcionaba
en ninguno de los teléfonos y yo estaba tan paranoica por si alguien
estaba a punto de llegar y robar mis cosas que yo ni siquiera había sacado mi
chaqueta o ninguna de mis cosas. La única cosa buena de toda fue que el
mismo hombre nos dio un cupón para un aperitivo gratis. Así que nos fuimos al
puesto de comida más cercano, compramos un bocadillo y decidimos usar la wifi
para conectarnos con el mundo. Continuando en el transcurso de aquel día, nos
encontramos con que la wifi solo duraba 15 minutos, y se tarda alrededor de 5
para entrar en el correo electrónico, registrarse y tener acceso a internet.
Así que en 10 minutos se suponía que debía ser capaz de calmar a mi madre presa
del pánico y decirle que yo no estaba colgada, o iba a morir en París, sino solo
esperando para ir en mi próximo avión para llegar finalmente a España.
Después de aproximadamente 5 horas, finalmente llegamos a
Madrid, conseguimos nuestro equipaje (por suerte que no lo perdimos) y
encontramos un taxi. El taxista hizo un comentario sobre los estadounidenses y
el equipaje que no pudimos entender muy bien, y por fin llegamos a la estación
de tren. Gasté la mayor parte del dinero que llevaba en euros y compré un nuevo
billete para ir a Pamplona. No sin antes tratar de tirar mi equipaje al tren
con el fin de no perderlo en el corto período de tiempo que se detuvo en la
estación. Este es el momento en que probablemente debería haberme dado cuenta
de que algo no estaba bien. No había nadie en el tren, además de dos de
nosotros y otras tres personas, pero yo estaba tan cansada y frustrada que me
senté en mi asiento y miré por la ventana a los molinos de viento sin fin,
¿quién sabía que España tenía tantos?
Llegamos a Pamplona mucho más tarde de lo que se suponía
que debíamos, no tenía idea del nombre del complejo de apartamentos en que nos
alojábamos y recurrí a la idea de que solo íbamos a señalarlo en un pedazo de
papel que teníamos y ni siquiera molestarnos con el español. Nos bajamos del tren
y un hombre comenzó a sacar fotos de nosotros, y no me refiero como un desconocido
tratando de ocultar que está sacando fotos, sino sacando una sesión de fotos. ¿Es
esto lo que España es en realidad? No, yo no era una celebridad. Se había
producido un accidente de tren y estábamos saliendo del tren con un montón de
equipaje, claramente intentando parecer más seguros. Esto lo descubrí al día
siguiente cuando estaba en la primera página del periódico. Conclusión de mi
primer día en España: la ira es un lenguaje universal y yo no soy una
celebridad estadounidense con una llegada bien documentada a este país, solo
una chica con un montón de equipaje.
Posted by Unknown a las 5:05 p. m.
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