03 diciembre, 2009
El viaje
Subí al autobús. Era un día increíblemente normal, había dormido más de la cuenta aunque mi despertador sonó a tiempo, había dejado mis cosas de clase encima de mi cama deshecha, había salido corriendo sin desayunar…sí, un día como todos. Me senté en mi silla preferida, con la ventana al lado, y hacia la mitad del bus para que no necesitara luchar para bajar. Empecé a escuchar mi música y soñar, mirando el mundo de la ciudad por la ventana. Tenía tiempo, los 15 minutos bonitos sin la necesidad de hacer nada, unos de los mejores momentos, los momentos de más paz, en todo el día. Miraba a la gente compartiendo mi viaje de la mañana…
Una mujer con sus bolsas llena de alimentos y un niño en su cochecito durmiendo como si no fuera el mismo que pegó y gritó a su madre cuando ella intentaba pagar al conductor. Dos abuelitas cotilleando y dando miradas llenas de cálculo al chico con el pelo largo, ropa negra y su cara llena de piercings. Un hombre llevando un traje carísimo y mirando su reloj de pulsera cada 43 segundos. Una chica pegada a su móvil hablando con su novio del momento y flirteando por sus miradas con el chico de ropa deportiva. Y todos ellos en sus propios mundos.
El tiempo pasó rapidísimo…
Me di cuenta que mi parada sería la próxima. Esperé para que alguien pulsara el botón. Nadie lo hizo. Las letras de “parada solicitada” no se encendieron.
El bus pasó de mi parada y nadie pulsó el botón, empecé mi viaje diario de nuevo.
Posted by Maura Tully a las 12:04 a. m. // // //