11 diciembre, 2009
¿Quién es el juez?
Un mensaje de teléfono: Buenas tardes Señora Sofía. Es la tercera vez que su padre se ha presentado en el hospital debido a un infarto de corazón. Hoy, lo llevaron a la residencia de la tercera edad y él está aquí con nosotros ahora. Perdón por lo que voy a decirle pero eso probablemente es lo mejor para su padre. Si usted quiere venir a verle, está en la habitación número 124, piso sexto. ¡Feliz Navidad!
Sofía: Papá, papá, perdóname por favor. Lo siento.
Llena de angustia y pena, Sofía no podía ver la cara de su padre. Blanco como la nieve, los párpados le cubrían los ojos sin vida que rompía su corazón sensible a trozos. El dolor superaba toda su fuerza y coraje. Ahora mismo, los huesos temblorosos se debilitaban las rodillas que sin darse cuenta tocaban el suelo. Su padre se quedó inmóvil sobre la cama mientras lloraba desconsoladamente y las lágrimas caían sobre sus ojos y sus mejillas. Desanimada y cansada, Sofía empezó a hablar en voz baja.
Sofía: Una vez le pregunté a mi madre, ¨ ¿Cómo una persona puede dejar a su madre o padre en una residencia de ancianos?¨ Pero, mírame, mira dónde estoy ahora. Es más, estoy aquí en la noche de Navidad. Soy una esclava de mi trabajo, sin poder salir por lo menos de fiesta con mis tres hijos y mi padre. Las cadenas que están alrededor de mis piernas me esclavizaron en un lugar, en mi lugar de trabajo, donde solamente debo trabajar. Definitivamente no quiero seguir viviendo de esta manera pero no tengo otra opción. Éste es el único trabajo que he encontrado durante la crisis, un trabajo como señora de la limpieza. Debo trabajar desde las seis de la mañana hasta las nueve de la noche, incluso los fines de semana y los días festivos. Sin embargo, si eso es la vida de una madre soltera que quiere a su familia con todo su corazón ya que tengo que luchar. La realidad está clara, tengo que tomar una decisión.
De repente, dos sentimientos le interrumpieron y se enfrentaron en su pensamiento:
Sofía: Te quiero papá. Nadie sabe quién soy yo, pero tú me entiendes. Voy a hacer lo mejor para tí. Te quiero mucho.
Sofía le dio a su padre un beso muy fuerte.
Cada persona tiene su propia circunstancia. ¿Quién eres tú para decir quien es mala o buena? Primero, quita la viga que está en tu ojo antes que sacar la astilla que tiene alguien en el ojo.
Posted by Wilza Jean a las 12:28 p. m. // // //