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La Navidad

El avión aterrizó en Madrid, España, y yo aspiré un suspiro de alivio. Era el 7 de enero y yo había regresado de vacaciones en los Estados Unidos, lista a empezar la segunda mitad del año. Al principo de mi llegada a España, no estaba muy cómoda. Echaba de menos a mi familia y quería irme a los EEUU porque no había nada en este nuevo país que fue familiar. Fue una transición muy difícil, pero dentro de un rato, cosas empezaron a mejorar. Pero como éste pasaba, volví a mi casa para celebrar la Navidad con mi familia y amigos. Tres semanas más tarde, llegó la hora de volver a Europa. Estaba en el aeropuerto de Madrid, y tenía que esperar la llegada de mi amiga Natalie que estudiaba conmigo en León. Al mismo tiempo que yo iba a Starbucks para comprar un café con hielo (no lo tiene en León; ¡tienes que disfrutar cuando tienes la oportunidad!), oí mi nombre y vi a Natalie. Nos abrazamos y ella me habló de sus vacaciones en casa. Aunque a ella le gustaba España, todavía quería estar con su familia. Inmediatamente, ella me preguntó sobre mis vacaciones. Tenía mucho que contarle.

Para empezar, salí de León en autobús a las dos y media de la mañana el 15 de diciembre. Hacía mucho frío aquel día, estaba muy oscuro y había mucha nieve. Pero la nieve no me importaba porque soy de Maine, un estado del norte del país; ¡a mí me encanta la nieve! Teníamos que conducir un poco lento porque la nieve estaba muy pesada, pero bueno. Llegamos al aeropuerto de Madrid a las siete y media y tuve que esperar cuatro horas por mi vuelo. Fui al baño para usar el espejo. ¡Qué horrible! Mi pelo estaba desordenado, tenía círculos debajo de mis ojos y no llevaba maquillaje. Pensé que cuando llegaría a Boston, mi padre estaría allí esperandome y conduciríamos hasta Holy Cross, mi universidad en los EEUU, para visitar a todos mi amigos. Pero decidí que cuando llegaría a Newark, Nueva Jersey para cambiar el vuelo, cambiaré mi ropa y me pondría muy guapa allí.

Más tarde, salió el avión y viajé ocho horas hasta que aterrizamos en Newark. Estaba muy emocionada; ¡no había estado en los EEUU en más de tres meses! Mientras buscaba mi próximo avión, me di cuenta de que todo estaba escrito en inglés. ¡Entendí todo! Fui al baño para vestirme, y estaba contenta. En seguido, encontré mi segundo avión y salió a tiempo. Tan pronto como aterrizamos en Boston, no podía esperar. ¡Mi padre estaba en el aeropuerto y quería verlo inmediatamente! Pero yo estaba en el fondo del avión y tenía que esperar quince minutos para salir. Finalmente, salí y en ese momento, ¡vi a mi padre! Nos abrazamos y yo lloré porque estaba bastante contenta.

Mi padre me condujo a Holy Cross para visitar a mis amigos. ¡Qué divertido! Aunque muchos de mis amigos tenían exámenes finales y tenían que estudiar mucho aquella noche, hablaba con ellos y simplemente estaba con ellos. El día siguiente, mi padre vino y fuimos a Boston para recoger a mi prima Katherine. Ella es mi mejor amiga y verla fue fabuloso. Continuamos el viaje a Maine a nuestro casa. Me parecía muy extraño estar otra vez en los EEUU. Aunque reconocía todo porque he vivido allí toda mi vida, tenía otros pensamientos. Empezé a echar de menos León y la vida europa.

Llegamos a casa y vi a mi madre y mis dos hermanos. ¡Qué bueno! Mi familia no había estado junta desde agosto, y por eso este momento era muy especial. Aunque yo tenía muchos amigos conmigo en España, no puede comparar a tener toda tu familia a tu lado. Teníamos mucho de que hablar, y nos sentamos el resto de la tarde hablando, riendo (porque mis hermanos tienen buen humor), y aprovechando el momento.

Las vacaciones continuaban y vi a todos mis parientes. Celebramos juntos la Navidad y yo estaba muy agradecida porque recordaba cómo fue El Día de la acción de Gracias sin mi familia cuando estaba en España. Me había sentido muy sola en aquel momento pero ahora no. Comí todas mis comidas favoritas y me divertí mucho.

Después de dos días, mi familia y yo viajamos a Nueva Jersey para visitar con amigos. Un día, fuimos a Nueva York con dos familias que tienen hijos de las mismas edades que mis hermanos y yo. Vimos “El Rey León” en Broadway y después, cenamos a un restaurante italiano buenísimo que se llama “Carmine’s”. Nueva York era muy bonito en el invierno y con todas las decoraciones de la Navidad. Nos lo pasamos muy bien.

Después de más días, era el 7 de enero y mi familia me llevó al aeropuerto. Era muy difícil despedirnos, pero yo sabía que los meses en el futuro serían más fáciles y que me divertiré más en España. Mi familia me visitaría en la primavera, viajaría mucho por Europa, y entonces volvería a casa en los EEUU en junio. En realidad, ¡no sería mucho tiempo!

Al final, yo le di a Natalie que aunque me divertí mucho en casa, estaba muy contenta a estar en España otra vez. Me sentía muy cómoda, confiada, y lo más importante, lista para experimentar el resto de uno de los mejores años de mi vida. :)

Posted by Sarah Jensen a las 10:22 p. m. // // //  

1 Comment:

  1. Noelia said...
    ¡¡Me han entrado ganas de irme contigo a EE.UU. a pasar la Navidad!! ¿o acaso es todo ficción?
    ;-)

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