20 enero, 2009
El salvaje
En la ciudad de Nueva York había un grupo científico que tenía el objetivo de estudiar los humanos que habían vivido con los animales por todas sus vidas. Al principio de sus estudios era muy difícil de encontrar un espécimen. Obviamente no había muchos humanos que todavía vivían en las regiones remotas del mundo con los animales del bosque. Pero un día, en el medio del mes de junio, eso cambió. Dos científicos, John y Robert estaban viajando por las selvas de Brasil. Habían tendido unas trampas y estaban sentándose en su camioneta, comiendo sus bocadillos de jamón y queso y hablando de su trabajo miserable...
Mientras tanto un hombre que se llamaba Mono estaba jugando en la selva con su mejor amigo el gorila. Mono fue abandonado por sus padres en el bosque cuando sólo tenía cinco meses. Fue adoptado por una familia de gorilas. Había vivido con estos animales por toda su vida; treinta años largos. Además, no tenía contacto con otros humanos. Se comportaba como un gorila. Comía como un gorila. Hablaba como un gorila. No sabía que un mundo existía afuera de esa selva…hasta ese día en junio.
Mono estaba buscando un jabalí para comer. De repente, dio un paso adelante y estuvo atrapado dentro de una red gigante. Los científicos gritaron con alegría y entusiasmo. ¡Finalmente tenían su espécimen perfecto! Lo pusieron en la jaula de la camioneta y condujeron al laboratorio para empezar a hacer sus estudios detallados.
La primera cosa que hicieron en el laboratorio fue a examinar a Mono. Tenía pelo largo, moreno y grueso, lleno de hojas y trozos de hierba de la selva. También tenía una barba enorme y rizada. Su cuerpo era muy flaco, cubierto con mugre. Los científicos hablaron y decidieron que iban a tratar de convertir este “mono” a un hombre respetable, un ciudadano decente en vez de un salvaje. Lo lavaron con jabón y agua caliente. Pero Mono tenía miedo de la atención y estas cosas nuevas. El primer día saltó de la ventana del laboratorio y se subió a un farol. Pero los científicos lo atraparon otra vez. En las semanas que venían, Mono aprendía muchas cosas útiles que cada hombre civilizado debe saber. Un día los científicos lo enseñaron a comer con un tenedor y un cuchillo. Era una actividad muy difícil para Mono y él no escuchó a sus profesores y comió el pollo con sus manos sucias. Otro día lo enseñaron unas lecciones más académicas. Aprendió a reconocer formas diferentes, colores y la diferencia entre un animal y un humano. A Mono le encantaban las fotos de mujeres en sus trajes de baño. Cada noche escuchaba a la música popular, aprendiendo las palabras y sus definiciones. Entonces, aprendió a entrar y salir por una puerta, una lección especialmente difícil. Poco a poco Mono empezó a convertirse en un hombre civilizado.
Después de dos meses, los científicos empezaron con lecciones más avanzadas y practícales. Lo enseñaron a caminar y a correr recto en vez de en cuatro patas como un gorila. También asistió a una clase en cómo cruzar una calle y la importancia de obedecer los semáforos. Lo enseñaron a ir de compras en un supermercado, a leer libros clásicos de Shakespeare, a hablar de manera inteligente y a llevar ropa en vez de un taparrabos sucio. Un día fue a la cancha de baloncesto para aprender a jugar el baloncesto, un deporte muy importante en la vida de un hombre típico.
Después de un año casi había convertido en un hombre civilizado. Pero todavía tenía un aspecto salvaje. Los científicos decidieron de llevarlo a una peluquería elegante. El peluquero cortó el pelo y afeitó la barba. Cuando Mono miró al espejo por la primera vez, vio un hombre completamente diferente. Tenía pelo corto y arreglado. Su cara era suave y joven. Era un hombre guapísimo. Robert y John le compraron un traje nuevo de Armani para celebrar. Le dijeron que el próximo día tendrían una conferencia muy importante para compartir sus estudios con el resto del mundo. Después, Mono estaría libre. Tendría la libertad de buscar un trabajo, una casa, una mujer, todo lo que quería.
El día de la conferencia era muy emocionante. Mono y los científicos se levantaron temprano. Mono se vistió en su traje nuevo. Por la tarde, todos comieron en un restaurante formal. Mono comió con su tenedor y cuchillo perfectamente. Después era la exposición. Robert y John hablaron de Mono y su transformación extraordinaria. Todo el mundo aplaudía cuando Mono fue al podio para hablar sobre sus experiencias. Y al fin, Robert y John anunciaron el nuevo nombre de Mono: Michael. Todos se despidieron y los científicos le presentaron a Michael un sobre blanco y grande. En la calle, alegre con su libertad nueva, Michael abrió el sobre para descubrir una tarjeta de crédito de VISA. Era un símbolo de la civilización y el mundo moderno: y la oportunidad de cometer errores como cada otro hombre “civilizado.”
Posted by Katherine Poulson a las 7:55 p. m. // // //
