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Chocolate y amor

“¡Mama, nos cuenta un cuento por favor, por favor!!” Los niños gritaron. “Pues, solo uno, y luego tenéis que dormir, ¿vale?” La madre empezó a contar una historia maravillosa…

El día era húmedo y bochornoso, con un calor intolerable- un día típico y tropical de Augusto. Mientras Clara estaba montada en la bicicleta por una calle estrecha, de repente sintió un hambre enorme para algo dulce y rico, y por suerte vio una chocolatería en la esquina al lado de una librería. Estaba sudando y moriría de algo fresco, por eso decidió a parar y en seguida bajó de la bici y corrió con mucha ilusión y deseo para lo que veía en la ventana. Dentro de la tienda bien ventilada, Clara sintió inmediatamente alivio del calor, y se puso alegre cuando estaba mirando las líneas de frutas cubiertas en chocolate, y trufas de todos tipos. En la tienda pequeña, todo estaba oscuro para que hiciera menos calor, y Clara solo oyó el ruido del ventilador, el ronquido del cajero que estaba durmiendo en una silla detrás del mostrador, y un hombre que Clara no pudo ver detrás de ella en la cola, silbando “la di da di da da”. Clara sabía lo que pedirá en el primer momento que llegó a la tienda: Al lado de los bombones, había dos trufas de chocolate negro, rellenas con cerezas, y cubiertos con papel de color oro. Las decoraciones de las dos últimas trufas eran tan bonitas que Clara estaba segura que el sabor fue muy delicioso.

“Erm..perdón señor, pero podría ayudarme con algo?” Clara dijo al empleado que estaba durmiendo.

“Zzzzzzz chezzzzzz”. El cajero solo respondió con su nariz, y todavía dormía. “DISCÚLPEME!” Clara gritó, con mucha frustración. El hombre detrás de ella empezó a reír. En seguida el cajero abrió solo un ojo y con mucha pereza y esfuerzo dijo lentamente “qqquueee?”

“¿Podría darme una de las trufas en el papel oro, por favor?” Clara preguntó a impacientemente.

El cajero cogió una trufa y comentó “Tienes suerte- solo hay dos”. Él la puso en la escala y dijo “Ocho con cincuenta euros”, todavía con una voz que tuvo sueño. Clara en ese momento se sorprendió que era tan caro, pero se dio cuenta que el sabor probablemente fuera riquísimo. “Ayyy es carísimo!!” Ella exclamó.

El cajero guiñó un ojo con una risa extraño, y se echó hacía atrás del mostrador y cuchicheó en su oreja: “Es una trufa especial y extraordinario…tiene un poder mágico”

Clara pensó que fue un chiste, le pagó al cajero y corrió con la bolsa afuera de la tienda, montó su bicicleta, y tenía ganas de comerla ahora, pero entre tanto decidió a ir a la biblioteca para leer.

Después de llegar a la biblioteca publica, Clara buscó un sitio y empezó a leer un periódico que quedaba en la mesa. Frente de ella estaba sentado un hombre guapísimo escribiendo algo en un libro. Tenía pelo moreno, ojos llenos de vida, piel bronceado, y era muy alto, y estaba silbando una melodía familiar. Cuando Clara le miró, él sonrió, e ella sintió una sensación extraño, como ella lo había visto antes, pero no sabía dónde.

Clara escogió en ese momento a comer su trufa que estaba en la mesa. Al instante de comerla, ella sintió una sensación de amor que nunca había sentido, y miró el hombre guapo con un amor tan profundo. Ella se puso vergüenza que le estaba mirando, pero no podía dejar de hacerlo. Pero comprendió que él estaba mirando a ella con ojos llenos de amor también. Los dos miraban el otro con amor intenso. Poco a poco Clara se dio cuenta de unas cosas…. "la di da di da”…el hombre en la tienda…las palabras del cajero…las trufas mágicas…

“Y esto es como tu padre y yo nos encontramos por la primera vez….” Clara les dijo a sus niños. Pero ya habían dormidos.

Posted by Rumya a las 11:24 p. m. // // //  

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