08 abril, 2007
Otra ama de casa desesperada

El matrimonio de Laura es uno que muchas mujeres querrían y debería tener mucho éxito. Tiene un marido, Carlos, un hombre muy trabajador que la ama y solamente desea tenerla a su lado emocionalmente y físicamente. La respeta y trata de hablar con ella con una comunicación sincera y abierta. Su hija de cuatro años, Inés, vive cómodamente y pasa las tardes con su madre jugando en el parque. Laura es una ama de casa y Carlos es un psicoanalista con una oferta para trabajar en el Ayuntamiento, en la cual se le permitiría trabajar en el Ministerio y tener aún más éxito profesionalmente.
No obstante, Laura tiene una debilidad: no está enamorada de su marido. Entonces, a ella le parece que su vida es banal. En mi opinión, ella piensa en su vida de esta manera porque Laura no tiene una forma de satisfacerse. Pasa todos sus días en casa con un cigarrillo imaginando otro estilo de existencia. No tiene ganas de hacer la casa y cumplir su papel como ama de casa ni quiere hablar con su madre por teléfono. Se levanta de su cama conyugal temprano para pensar en los descontentos de su vida mientras toma un café en el salón sola. Laura escribe en su diario a menudo sobre cómo ha quemado el café otra vez y siente que no tiene nada. Laura está ofendida por haber dejado su trabajo cuando se casó y no tiene una manera de solucionar sus dudas sino quejarse y sumirse en la pena. Laura no puede ayudarse a sí misma porque le falta la fortaleza y no ve a su marido como su compañero en la resolución.
Entonces, busca otras maneras de complacerse. Su actividad de ir al parque no es solamente para entretener a su hija sino la oportunidad de encontrar otro hombre, el cual es Julio. A través de su debilidad, a Laura le gusta que Julio le prestara atención a ella enseguida. Julio quiere pasar el tiempo con ella y Laura quiere una situación que rompa su rutina diaria. Sus pensamientos se convierten en fantasías sobre alguien que no conoce nada. Laura no se centra en la persona, Julio, sino en la obsesión de mantener la aventura amorosa y el secreto de su tabú. A ella le gusta el desafío porque ofrece una forma de excitación que falta en su matrimonio.
Al mismo tiempo, Julio no se centra en la persona de Laura tampoco. Laura no se da cuenta de que Julio se enamoró de ella solamente porque Laura es una representación de su amor no correspondido, Teresa. Teresa murió en un accidente de carretera y Julio tiene muchos problemas porque no pueden tener un futuro juntos. Su muerte ha afectado a su manera de escribir y pensar intelectualmente. Sin embargo, cuando Julio mira a Laura, ve el cuerpo de Teresa. Siente que Teresa es ocupada en su risa, sus ojos, su voz, su intimidad y aún en la manera en que derrama su pelo por su pecho. Es decir, Laura no es Laura sino la reencarnación de Teresa por Julio. Como Teresa, Laura le inspira a Julio y Julio empieza a escribir una novela. Laura no sirve solamente como Teresa y como una influencia en la producción escrita de Julio sino también, como una referencia de su protagonista de la novela.
Por eso, me parece una tontería que Laura mató a su esposo para estar con Julio. Declara que lo hizo por su amor y para pasar el resto de su vida con él. No obstante, no se da cuenta de quién está enamorado y las consecuencias de su decisión. Ahora, Inés no tiene un padre para que su madre pueda estar con alguien que no conoce. A mi juicio, Laura tiene poca profundidad y es muy irresponsable. Su aburrimiento de ser una ama de casa podría resolverse fácilmente con su marido y, todavía, decidió ser infiel. Está consumida por la pasión momentánea porque es un personaje muy débil. Al mismo tiempo, la protagonista añade al interés de la novela, lo cual está reflejado en la creatividad y la complejidad de la trama.
Posted by Kristen Dunlap a las 7:27 a. m. // // //
Etiquetas: El desorden de tu nombre, la aventura amorosa, personajes, personalidad