09 abril, 2015
El error
Hace dos años, mi amigo Simón me llamó y me preguntó si yo pudiera recoger su coche de un aparcamiento y llevarlo a su casa. Estaba trabajando y no podía salir, y su madre necesitaba el coche para ir de compras. Después, su madre le recogería de su trabajo. Porque soy un buen amigo, accedí y mis amigos y yo fuimos a cogerlo. Simon me dijo que su coche, un Jeep Cherokee negro, estaba aparcado enfrente del edificio en que trabajaba, y que las llaves estaban en la guantera.
Cuando llegamos al aparcamiento acerqué a un Jeep Cherokee negro y trató de abrir la puerta. La puerta abrió, entonces entré en el coche y empecé a buscar la llave. Primero, abrí la guantera pero no estaban. Al final cuando busqué bajo la visera parasol, la llave se cayo sobre mi regazo. Arranqué el coche y comencé a conducir a la casa de Simón.
Mientras estaba conduciendo, busqué algunos de los discos compactos que Simon normalmente tendía en el coche, pero no los encontré. Busqué la cable auxiliar, pero no estaba tampoco. Inicialmente, pensaba que Simón habría limpiado su coche, pero fue un poco raro que su música no estuvo allí. Empecé a sentir un poco sospechoso, entonces paré el coche y llamé a Simón. Cuando contestó su móvil, le pregunté el número de su placa. El numero que me dijo no emparejó con lo que vi en esta placa. En ese momento, mis temores fueron reales. Había robado un coche.
Tan rápidamente como pude, conduje al aparcamiento anticipando encontrar un grupo de policía allí, esperándome. Estaba sorprendido a no ver a nadie, entonces dejé el coche donde lo encontré, y cogí el correcto. Al final, nada pasó pero nunca podré olvidar esos treinta minutos de terror.
Posted by Anónimo a las 4:26 p. m. // // //
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