28 diciembre, 2011
Las aventuras del bosque
Fue un día del verano del año 1995. Tenía cuatro años y adoraba a mi abuelo.
Sabía que aquel día era un día especial. Me desperté pronto, a las seis de la mañana,
y fui a la cama de mi madre. Le daba en el costado hasta que ella se levantó. Dije
“buenos días” a mi hermano, quién estaba durmiendo dentro del estómago de mi madre,
y fuimos a mi habitación juntas, para que ella me ayudara a vestirme. Elegí mi
vestido florado favorito, porque aquel día era importante. Íbamos a visitar a
mis abuelos. ¡Es más, yo iba a ir al bosque con mi abuelo!
Mi
abuelo nació en Canadá en 1936, y es muy interesante. Él tiene muchos “juegos”
para adultos que yo no podía tocar. Por ejemplo, había una moto, grande, con
cuatro ruedas más alta que yo. Parecía como una motocicleta grande, y rojo. ¡También
tenía una moto con esquís en vez de ruedas! Me dijo que esta moto es para la nieve.
Detrás de su casa, había un colchón para practicar con su arco y flecha. Mi
abuelo fue un cazador, y me dijo que un día pudría usar su arco y flecha.
Llegamos
a la casa de mis abuelos. Era blanca y negra, con mucho césped alrededor. Fui
corriendo a la puerta dónde mi abuelo estaba esperando. “Brooke, ¿estás lista?”
me pregunté a mí, mi abuelo. Le dije que claro que estaba lista. Le di mi mano y fuimos
a su camión. Estábamos en el coche treinta minutos antes de llegar al bosque. Bajamos
del camión y empezábamos a andar. Tardamos quince minutos al llegar al árbol de
mi abuelo. Allí, había un puesto de árbol para cazar. Casi no veía al
puesto porque estaba pintado verde como las hojas del árbol. Mi abuelo me lo
ensenó como subió al puesto y todo. Después, fuimos andando otra vez al camión.
Pero, después de cinco minutos, mi abuelo paró. Veía el bosque, y frunció el
ceño. Me miró, y me dijo, “Brooke, me da miedo pero no sé dónde estamos. ¿Qué
debemos hacer?” Miré a mi abuelo con confianza y le dije, “No te preocupes
Grampie, nos quedamos aquí hasta que alguien nos encuentre”.
¡Fue
una prueba! Mi abuelo siempre sabía dónde estábamos, pero quería saber si yo
sabía qué hacer si estaba perdida. Aprobé la prueba y continuamos andando hasta
el camión. Al mismo tiempo que llegamos
a la casa, mi madre estaba poniendo la mesa para comer. Durante toda la comida
no terminé de hablar sobre las aventuras del bosque.
Posted by Brooke a las 7:20 p. m. // // //
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