28 octubre, 2009
Texto descriptivo
Jaime se despertó con la sensación familiar de algo caliente goteando sobre su piel seca. Era la primera vez que recordió algo – los últimos meses…los últimos años…toda su vida fue borracho y adicto. Sus padres estaban a su lado, a quienes no habían visto durante muchos años. Estaban mirándolo como si fuera un espécimen, porque la verdad es que lo era. Su cara estaba ancha de la hinchazón y cubierta con sangre rojísima, que goteaba hacia sus cabellos sucios por la vida de adicto. Bajaba la sangre sobre su frente estrecha y sobre sus ojos vacíos. El dolor que sufrían le dejaba como un hueco para llenarse con licor y cocaína. Nunca podía rebosar la caverna de su corazón. Miraba a sus padres, quienes estaban llorando como niños asustados, y se enfadó. Pero no podía decir nada porque cuando trató de hablar, se encontró que sus dientes torcidos no estaban allí entre su boca partido, y por el líquido húmedo que salía por encima de sus labios: dolor. No era el dolor en que estaba acostumbrdo el dolor vácio sobre sus necesdades narcóticos aúnque estaba allí también, sino que un dolor de fracaso y rabia. Su vida daba por cambiada.
El hombre de la chaqueta blanca le llamó y Jaime se levantó para estar sobrio por primera vez en su vida.
[Este hombre es el protagonista de una novela que estoy leyendo en inglés. Él fue adicto durante toda su vida, y sus padres decidieron llevarlo a un centro de rehabilitación. Él no recordaba mucho de su vida porque siempre estuvo borracho después de que su amor verdadero le dejó porque no podía estar sobrio.]
Posted by Erin Lindsay a las 3:24 p. m. // // //