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La aparencia y la realidad

Durante toda su vida, María Teresa vivió en el bello campo fuera de la ciudad. Había montañas y valles, ríos y bosques. Tenía todo y era un lugar definitivamente precioso. Para ella, sin embargo, una parte de la belleza del campo era la visión que tenía por vivir en un lugar así. Desde la ventana de su habitación, tenía una vista increíble del campo porque estaba casi encima de una de las colinas principales. Podía ver todo desde esta ventana y pasaba todos sus días mirando la gente del pueblo y, en la distancia, la gente que trabajaba en los campos.
Inicialmente, no era una obsesión, pero después de unas semanas María Teresa había empezado a hacer sus quehaceres de la mañana de una manera rapidísima para poder pasar las tardes en su habitación. Sus padres no pensaban mucho en su comportamiento porque era niña y probablemente no estaba haciendo cosas peligrosas dentro de la casa. Tenían razón, pero lo que ella sí estaba haciendo era algo un poco menos infantil de lo que pensaban.
Su habitación miraba a un granero entre la tierra de su vecino y la de su propia familia. Entonces, muchas de las cosas que podía mirar desde la ventana ocurrían cerca de este granero. Es más, su cama estaba situada enfrente de la ventana y por eso, tenía muchas oportunidades para mirar todo lo que pasaba cerca del granero y en la parte del campo alrededor durante toda la tarde y toda la noche, también. Nada pasó durante esos días y eso lo sabía María Teresa, pero siguió observando desde la ventana. Miraba al granero específicamente porque hacía algunas noches, veía a su vecino entrando y saliendo del granero a horas peculiares de la noche.
El hombre era muy solitario y nunca hablaba con María Teresa. Tenía una esposa pero ella era más desagradable que él. Ella siempre estaba gritando que su marido había malgastado todo el dinero y la comida. Por eso, María Teresa no se acercaba a su casa nunca y no sabía nada más que lo que podía imaginar. Cuando el vecino empezó a comportarse de esta manera bastante rara, ella prestó atención. Cada noche, una hora después de que los vecinos apagaban sus luces, el hombre salía de la casa e iba al granero. Siempre llevaba una cesta pero con la oscuridad María Teresa nunca veía lo que había dentro. Después de algunos días así, María Teresa les contó a sus padres sobre el comportamiento extraño de su vecino. Ella pensaba que el vecino había capturado a alguien y tenía la persona escondida en este granero. Sus padres no la creyeron pero María Teresa persistió hasta el momento en que sus padres llamaron a la policía.
La policía esperó por el vecino al lado del granero y cuando él salió de su casa durante la noche lo detuvo. Él tenía la cesta como siempre y mientras la policía estaba preguntándole, él dijo que la policía debía buscar lo que había dentro. Cuando abrieron la cesta, las únicas cosas que había dentro eran dos botellas de leche. En este momento, la esposa del vecino apareció en el granero. “¿Qué haces con nuestra leche, hombre?” preguntó ella a su esposo. Con un poco de miedo, el vecino explicó que había un gato que había encontrado en el granero que había dado a luz a seis gatitos. “Sólo quería ayudarlos.” dijo el hombre. La policía empezó a reírse de esta situación tan ridícula y salieron después de avisar a María Teresa de que debía tener cuidado antes de acusar a alguien de un crimen. Ella se disculpó y todos regresaron a sus casas mientras los vecinos se peleaban por los gatitos y la leche que el hombre “había malgastado” durante estos días.
Al final, el hombre no había hecho nada extraño mientras estaba en su granero pero María Teresa aprendió mucho después de su experiencia con el espionaje. A ella, le gustaba analizar los hábitos y acciones diarios de otros porque quería saber las razones por las que la gente hacía lo que hacía. Aunque en su juventud no descubrió las cosas que imaginaba, María Teresa descubrió cosas que le hicieron pensar en el mundo en que vivía. Desde una edad muy temprana, ella empezó a poner más énfasis en la pregunta de ¿por qué? La vida diaria, para ella desde luego, tenía mucho que ver con lo que las personas miraban, pero también se dio cuenta de que había muchas emociones, motivos y pensamientos que existían detrás de las acciones y palabras. Ahora ella es psicóloga y es muy conocida en su trabajo porque (obviamente) tiene mucha experiencia.

Posted by Karleigh Rose Pettit a las 6:15 p. m. // // //  

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